lunes, 25 de junio de 2012

Agustina de Aragón: La Artillera


Retrato de Agustina de Aragón

Agustina Raimunda María Zaragoza y Domènech era una barcelonesa nacida en 1786 que se convirtió, sin intención ninguna (a diferencia de La Monja Alférez), en soldado. Siendo además uno de los símbolos de la resistencia frente al invasor francés durante la Guerra de la Independencia.

Agustina se casó con un soldado cuyas obligaciones militares llevaron a ambos a la ciudad de Zaragoza.

En 1808 la ciudad maña se encontraba bajo un fuerte asedio. El 2 de julio los invasores concentraron sus fuerzas en la entrada de El Portillo donde, finalmente, eliminaron toda resistencia española y se disponían a atravesarla. Pero la casualidad quiso que Agustina estuviese cerca, no estaba luchando, no era soldado, tan solo llevaba la comida para su marido que sí combatía. Y al percatarse de la situación, debió echar una mirada a su alrededor, intentando dar con una solución, algo que pudiera echar el freno o, al menos, retrasar la entrada de los galos a la ciudad. Finalmente tomó una mecha que aguantaba un artillero casi muerto e hizo disparar un cañón contra los asaltantes, una acción que permitió ganar tiempo a los defensores y reforzar la entrada.

Representación de la acción de La Artillera en El Portillo.
Desde ese momento Agustina de Aragón se convirtió en “La Artillera”. Además fue admitida en el cuerpo de artilleros, donde alcanzaría con el tiempo el rango de Subteniente.

La Artillera siguió participando en la defensa de la ciudad hasta que la acabaron tomando los franceses en 1809 y fue hecha prisionera, aunque fue liberada más tarde. También combatió en otros puntos de la geografía española como Teruel, Vitoria y Tortosa (Tarragona) donde fue capturada una vez más, aunque logró escapar.

En 1814 el rey Fernando VII, conocedor de la "leyenda de La Artillera", quiso conocerla en persona y, tras saber de su mala situación económica le otorgó una pensión de cien reales al mes.

Estuvo casada hasta en tres ocasiones, según fue enviudando, puesto que todos sus maridos eran militares. Murió en Ceuta en 1857, después de una vida entregada a la patria.

lunes, 4 de junio de 2012

La defensa del Morro


El Castillo de los Tres Reyes del Morro era el nombre de la fortaleza que defendía la entrada al puerto de La Habana (Cuba), al mando de Luis Vicente de Velasco, comandante de la Armada Real Española, cuya vida da para redactar más de una cápsula de historia.

Castillo del Morro
En junio de 1762, durante la “Guerra de los siete años” (1756-1763) en la que las principales potencias se disputaban la hegemonía en América, India y Centro Europa, una armada inglesa atacó La Habana.

La flota británica estaba encabezada por casi 50 navíos y fragatas, y 150 más entre barcos de menor calado y de transporte, los cuales portaban 14.000 hombres de asalto.

Toman tierra los primeros 10.000 ingleses mientras 286 cañones de 4 buques ingleses acribillaban la costa cubana. Velasco encomienda el mando de las baterías del Castillo del Morro a Bartolomé Casas mientras él dirige los 30 cañones de la fortificaciones de Santiago, con las que hace huir en bastante mal estado a los barcos que bombardeaban el castillo, tras seis horas de combate.

Dos meses duró la batalla, tras la que La Habana cayó en manos inglesas (solo hasta el final de la guerra). Eso sí, después de que Velasco hubiera resultado herido de muerte, y no antes.

Mientras defendía una brecha abierta en las defensas del Morro, Luis Vicente de Velasco recibió un disparo en el pecho. Pero no murió en el acto, por lo que se permitió su traslado a la ciudad, donde médicos ingleses intentaron salvarle la vida, aunque sin éxito.

Don Luis Vicente Velasco
Atacantes y defensores firmaron una tregua de 24 horas para enterrar a Velasco. Pero los reconocimientos al comandante no quedaron ahí. Los ingleses erigen un monumento en honor de Velasco en la Abadía de Westminster y desde entonces hasta principios del Siglo XX siempre que un barco de la armada británica pasaba cerca de Noja (Cantabria), pueblo natal de Velasco, disparaban sus cañones en su honor.

En España se acuñaron monedas con su busto y Carlos III ordenó que siempre hubiera en la Armada un buque con su nombre (han habido 6 barcos de nombre Velasco pero, según he estado consultando, no existe hoy en día ninguno).

Esta cápsula, en la que narro hechos acaecidos en la hermosa tierra que es Cuba, va dedicada a José Ramón Morales, cubano defensor de la reincorporación de Cuba a España como comunidad autónoma y creador del blog Cuba Española, que ha fallecido recientemente a causa de un cáncer. Descanse en Paz.

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