viernes, 7 de octubre de 2011

Castelnuovo, otra derrota admirable


No es la primera vez que escribo sobre una derrota española en un combate o guerra. Y no es porque no existan logros militares de los que hablar, ni mucho menos, sino porque cuando pierdes, demuestras lo bueno que eres.

Ubicación de Castelnuovo.
En 1538 el Tercio de Nápoles conquistó Castelnuovo (actual Herceg Novi, Montenegro), durante la guerra que enfrentó a la Santa Liga (España, Venecia, Austria y los Estados Pontificios) y el Imperio Otomano.

Al año siguiente los turcos estaban decididos a recuperar la ciudad. A modo de avanzadilla, el 12 de julio de 1539, llegaron los primeros barcos musulmanes. Tomaron tierra alrededor de mil soldados, que fueron atacados por tres compañías del tercio español que salieron a su “caza”, obligándoles a retirarse al mar.

El día 18 alcanzó la ciudad Jeireddín Barbarroja, con el grueso de su ejército, y comenzó con los preparativos para la batalla (desembarcar y repartir la artillería, construir fortines y trincheras, etc). Poco más tarde arribó por tierra Ulamen, gobernador de Bosnia, con 30.000 soldados, que se unieron a los 20.000 de Barbarroja. Sí, 50.000 en total. ¿Y los españoles de la ciudad? Pues 3.000, pero eran del Tercio.

La inferioridad numérica no era el único problema de los defensores. Escaseaban los suministros, de alimentación y munición. Bloqueados, sin posibilidad de escape.

Soldados de un Tercio español.
Los primeros intentos turcos por conquistar Castelnuovo fracasaron pero estaban seguros que tarde o temprano la ciudad caería. Era cuestión de tiempo, su superioridad era inmensa. Ofrecieron a los sitiados una rendición honrosa (conservarían sus armas y banderas, se les aseguraría la llegada a Italia y se otorgarían 20 ducados a cada soldado). Gracias a los escritos de Juan de Alcaraz y Francisco de Tapia, dos de los pocos que lograron llegar a Nápoles tras la batalla, sabemos la respuesta de Francisco de Sarmiento, comandante de la fuerza española: “...el maestre de campo consultó con todos los capitanes, y los capitanes con sus oficiales, y resolvieron que querían morir en servicio de Dios y de S.M., y que viniesen quando quisieren”

Jenízaro, unidad de élite.
Jeireddín Barbarroja.
Entonces la artillería otomana comenzó a funcionar. Durante días acribillaron Castelnuovo hasta reducirlo a escombros. Ya sin murallas que defender, los soldados del tercio que quedaban con aliento se enfrentaron a las tropas enemigas. No se rindieron. Como diría el Capitán Alatriste: “Esto es un tercio español”.

Murieron 2.800 españoles, y los 200 restantes fueron apresados, que de seguro poco tiempo durarían con vida. Pero las bajas musulmanas fueron mayores, MUCHO más mayores. Aproximadamente 20.000 otomanos dejaron su vida en el asalto. Entre ellos la casi totalidad de los jenízaros (unidad de élite otomana) que participaron en el sitio.

Barbarroja, al enterarse que entre los prisioneros estaba Machin de Monguía (valeroso soldado español al que admiraba desde su actuación en la batalla de Prevesa) le perdonó la vida y le ofreció un puesto en su ejército. Machín fue degollado tras rechazar la oferta turca.


50.000 contra 3.000, una diferencia apabullante, pero le echamos un par.

2 comentarios:

  1. Emocionante entrada. Por cierto supongo que conocerás la poesía "el dos de mayo" de Bernardo Lopez Garcia. Si no es asi ya estas buscándola, en la biblioteca cervantes esta.

    Saludos

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  2. Pues no conocía el poema, y me quedo con esta frase de él: ¡no hay un puñado de tierra
    sin una tumba española!

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